Sin duda, en la
cocina gallega el pulpo tiene gran protagonismo. La receta que
hoy os traigo es una nueva propuesta para comer este cefalópodo combinándolo
con otro de los elementos más típicos de Galicia, el queso de tetilla.
Os aseguro que es
un plato realmente sencillo y exquisito para nuestros paladares. Espero que os
guste.
Ingredientes
- 1 pulpo de 1,300 kg
- 1 cebolla
- Aceite de oliva virgen
- Sal gruesa
- Pimentón dulce y/o picante (al gusto)
- Medio queso de tetilla

Elaboración
En
primer lugar procederemos a cocer el pulpo. Para ellos Pelamos la cebolla y la
introducimos en una olla con abundante agua. La ponemos a fuego y, en cuanto
hierva, cogemos el pulpo y lo “asustamos”. Esto consiste en introducir y sacar
el pulpo del agua hirviendo unas tres veces. Al hacerlo comprobaremos cómo se
encogen las puntas de los tentáculos, de ahí que a esta acción se la denomine
“asustar al pulpo”. Lo dejamos cociendo durante unos 40 minutos
aproximadamente. El tiempo total de cocción dependerá del tamaño del pulpo,
menos tiempo cuanto más pequeño sea y viceversa. Comprobaremos que está cocido
pinchándolo con un palillo. Cuando creamos que está listo, lo sacamos del agua
y lo escurrimos bien. Después procedemos a cortarlo. Podemos agregar también la
cabeza del pulpo, por eso es muy importante la limpieza previa del mismo,
incluso dándole la vuelta para limpiarla por dentro, pero eso ya es cuestión de
gustos. En casa solemos reservarla para hacer otros platos que ya os he
comentado en otras ocasiones.
Así
pues, disponemos el pulpo cortado en rodajas sobre una fuente refractaria. A
continuación, sobre él disponemos unas lascas de queso de tetilla. Metemos la
fuente en el horno para gratinarla, a 180ºC, hasta que el queso esté totalmente
fundido.
Una
vez retirada la fuente del horno, agregamos unas arenas de sal gruesa por
encima, el pimentón dulce (en este caso podemos combinar el pimentón dulce con
un poco de pimentón picante y, si nos gusta muy picante, agregar tan sólo este
último) y el aceite de oliva virgen. Servimos bien calentito. Podemos comerlo
así tal cual, o preparar unas deliciosas tostas con él. ¡Buen provecho!