Hoy os traigo una
receta de gran arraigo en Galicia durante las tradicionales fiestas de Carnaval,
que aquí denominamos Antroido o Entroido.
Se trata de una de las celebraciones con mayor arraigo y tradición en nuestra
comunidad autónoma, destacando, por su originalidad y variedad, los que se
celebran en diversos municipios de la provincia de Ourense, figurando entre los
más importantes de España.
Durante el
Carnaval priman las ganas de divertirse, de reírse de todo, de invertir roles mediante el uso de
disfraces…etc. En Galicia, además de todo esto, estas fiestas van acompañadas de
una buena mesa en donde el gran protagonista, sin duda, es el cerdo, destacando
los tradicionales platos del lacón con grelos o el cocido gallego. Dichas
comidas tradicionales suelen coronarse con postres tan conocidos como la bica,
las filloas y las orejas.
Hoy vamos a
preparar éstas últimas. Su nombre se debe, evidentemente a la forma que
presenta este tradicional postre gallego, que recuerda mucho a las orejas del
cerdo, indiscutible protagonista de la gastronomía gallega.
Si tenéis niños
en casa, podéis decirles que os ayuden. Se lo pasarán en grande amasando y
dándole forma a estas deliciosas orejas dulces.
Ingredientes
- 850/900 gramos de harina
- 100 gramos de mantequilla derretida
- 1 cucharadita de café (teaspoon) de levadura en polvo
- 200 ml. de agua templada
- 50 ml. de anís
- El zumo de una naranja o de un limón (lo que más os guste)
- 4 huevos
- Sal
- aceite de oliva
- azúcar
Elaboración
Derretimos la
mantequilla poco a poco. En un bol agregamos los huevos batidos, la mantequilla derretida, el zumo de la naranja o el del limón, el agua templada, el anís, la levadura en polvo y la sal. Mezclamos bien todos los ingredientes. Después, poco a poco vamos agregando la harina a medida que vamos amasando, hasta que consigamos una masa que no se nos pegue a las manos. Formamos con ella una bola, la ponemos en un bol, la
tapamos con un paño limpio y la dejamos reposar durante aproximadamente una hora.
Después procedemos
a estirarla. Cogemos porciones de masa y, con ayuda de un rodillo la estiramos sobre una mesa de forma que la masa quede de
un grosor muy fino. Cuanto más fina sea, más crujientes quedarán nuestras orejas. Para que no se nos pegue podemos untar la superficie de trabajo y el rodillo con un poco de aceite de oliva. A continuación, con un cuchillo, las vamos cortando en formas más o menos triangulares. Ponemos abundante aceite de oliva en una sartén y, cuando esté bien caliente,
echamos las orejas. En seguida, con un tenedor, hacemos la arruga que les dará
la forma característica de oreja. Las freímos bien por los dos lados y, cuando estén doradas, las retiramos de la sartén. Las ponemos sobre papel de cocina para que escurran bien el aceite y se enfríen.
Después las espolvoreamos por encima con azúcar, que puede ser azúcar blanco normal
o azúcar glas, dependiendo del gusto de cada uno.
En mi casa siempre las hemos hecho con azúcar normal y yo he seguido esa tradición.
Con estas cantidades salen un montón de orejas, así que se puede congelar parte de la masa y utilizarla en otra ocasión.
La verdad es que están buenísimas, ya sea recién hechas o incluso al día siguiente.
Espero que os haya gustado. ¡Buen provecho y feliz carnaval!.